Autofagia
Ayer te fuiste, son las doce menos cuarto y este día no tengo ganas de salir de la cama, he puesto a cantar a Cepeda en la radio, a ver si consigo dormir otra vez, algo balbucea mi teléfono mientras trato de encontrar el botón de apagado, trato de abrazar la almohada, pero no resulta, no puedo dormir otra vez.
Día dos sin ti, mi baño tiene exactamente 34.567 azulejos, supongo que nunca me he bañado tanto, he terminado mi libro, claro por no dejar nada inconcluso, no quiero que cosas vanas me distraigan de recordarte, tengo una nueva distracción tiene que ver con la cocina, sí definitivamente es un lugar que nunca visitamos.
El tercer día duele un poco ahí donde se supone que tenemos un corazón, creo que estoy enfermo, definitivamente no es tu ausencia le explico al abrigo que olvidaste en el armario, le cuento que según la ciencia los sentimientos están en el cerebro y debería ser normal que duela ahí.
Cuarto día y el doctor dice que no es verdad lo que le he explicado, empiezo a dudar de su preparación, hice un par de preguntas, a las que enfático responde que el amor no tiene lógica y no hay doctores para eso, terrible esto de no poder tomar algo para que calme este dolor, hoy me duelen los labios y el brazo derecho justo con el que te abrazaba, que ironía.
El quinto día me visitaste, entre sueños supongo, han decidido que sí estoy enfermo, a pesar que ese dolor no era el problema, quien diría que eso de dormir sea tan importante, me dicen que comer también lo es, pero es que ella no está he tratado de explicar, no entienden.
No sé qué día es este, pero hoy volví a salir de casa y tenías razón el sol sale sin ti, he comenzado a asistir a la iglesia, los sermones de aquel que se siente superior por su santidad me auguran peor futuro que aquel que ya tengo, claro que debo confesar que la idea de un infierno peor me intriga, "Todos vamos a morir algún día" ha iniciado diciendo hoy.
Hoy caí en cuenta que se ha marchado el olor de tu perfume de la última almohada que me negué a lavar, se fue además con mis ganas de salir, deberá esperar eso de comer me digo mientras trato de recordar ese aroma que antes me embriagaba.
Amanece el día 45 y hoy tengo muchas ganas de salir a correr, sí por supuesto que huyo de tu recuerdo, cuando estoy a punto de quedarme sin aliento te imagino llamándome, eso me hace correr más aunque nunca te alcanzo, simplemente al finalizar me odio como desde el día que comencé a correr de tu recuerdo.
El día 50 he decidido mudarme, esta casa tiene demasiados recuerdos de ti, encontré tu caja llevo dos horas mirándola, no tengo el valor de abrirla, debo decidir si la llevo conmigo o se va, como tú.
Este es el último día, hoy me despertó un beso tuyo, reías con la seguridad de quien sabe siempre permanecerá en tu interior a pesar de los días que pasen, mi departamento no me gusta no me recuerda lo suficiente a ti, estoy seguro que lo odiarías.
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