Eras tú




Verte caminar de puntillas hacia el baño después de haber entregado el cuerpo a las más bajas pasiones de este que hoy te escribe, viéndome desde la puerta por encima del hombro, sonriendo como si supieras que admiré cada paso, envidié al suelo que te tocó los dedos y te extrañaré desde que esa puerta se cierre hasta la próxima vez, esa es la imagen que tengo tatuada en la retina, de ti.

Esa eras tú, capaz de grabar instantes incomparables en la memoria, instantes que afloran ahora que ya no eres, ahora que por fin te has ido, aunque tu sombra en mi espejo diga lo contrario, aunque tu sonrisa sea lo único que recuerdo del sueño de la noche anterior, llueve a cantaros y yo solo deambulo por las calles como un fantasma, pensándote a cada gota.

Fuiste cuando nadie más quiso ser, irrumpiste como lo hace el sol por las mañanas, iluminando despiadada la insensatez que me colma, seguramente tardaría la mañana entera en tratar de describirte, y aquí estás sentada delante como si nada, como si nunca, como si nadie, y yo que necesito un camión para recoger los escombros que provocan tu presencia.

Tenías la forma exacta para pasar desapercibida y para calar hondo, supongo que las yemas de tus dedos son parte ya de mis escápulas, eras ardor, paz y tempestad, todo en un mismo día, el ritmo de tu cadera marcaba el compás de esta arritmia de la que habla con preocupación mi médico, debemos estar pendientes me dice, ese no es muy buen síntoma, sonrío cuando habla del ritmo normal, supongo que nunca te vio caminar.

Erosionaste buscando en mi eso que yo creí muerto, y ahora brotan incontenibles de mí las ganas de acariciarte, de besarte, de amarte, eso precisamente eras tú, corrosiva por tu química, erosiva por tu física, perfecta por tus propiedades e inconmensurable como el infinito.

Tranquilo ya pasará, me repito cada mañana, ¡cada mañana! Pero tú no pasas, eras tú y aun así me atrevo a decir que pasarás, triste consuelo esperar que pases, cuando tu sonrisa no se me borra de las pupilas, cuando tu perfume llama mi atención cada cuadra, cuando hasta el guardia del edificio me pregunta por ti, como queriendo saber los resultados de la lotería.

Pero eras tú y yo estoy enamorado de eso que eras, espero que algún día pase por mi vida nuevamente esa tormenta que lleva tu nombre, aunque esa vez, no pueda volver a escribir de ti aunque esta vez por fin la tormenta se lleve todo de mí y me deje en la banqueta contemplando miserablemente el espejo, ese que no olvida tu forma de mirarme por sobre el hombro y sonreír.

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